Gracias a la presencia en
la atmósfera de CO2 y de otros gases responsables del efecto invernadero, parte
de la radiación solar que llega hasta la Tierra es retenida en la
atmósfera. Como resultado de esta
retención de calor, la temperatura promedio sobre la superficie de la Tierra
alcanza unos 60ºF, lo que es propicio para el desarrollo de la vida en el
planeta. No obstante, como consecuencia
de la quema de combustibles fósiles y de otras actividades humanas asociadas al
proceso de industrialización, la concentración de estos gases en la atmósfera
ha aumentado de forma considerable en los últimos años. Esto ha ocasionado que la atmósfera retenga
más calor de lo debido, y es la causa de lo que hoy conocemos como el
calentamiento o cambio climático global.
Los diferentes gases de invernadero poseen capacidades de retención de calor muy diferentes. Algunos de ellos pueden retener aún más calor que el CO2. Una molécula de metano produce más de 20 veces el calentamiento de una molécula de CO2. El óxido nitroso es 300 veces más poderoso que el CO2. Otros gases, como los clorofluorocarbonos (que han sido prohibidos en la mayor parte del mundo porque también degradan la capa de ozono), tienen un potencial de retención de calor que es miles de veces mayor que el CO2. Sin embargo, dado que sus concentraciones son mucho menores que el CO2, ninguno de estos gases aumenta tanto el calor en la atmósfera como el CO2.
www.alianzageografica.org/leccioncalentglobal.pdf
www.nationalgeographic.es/medio-ambiente/calentamiento-global/calentamiento-global-causas
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